ACELERADOR O FRENO

¿CUAN WUEVIADOS NOS PUEDE DEJAR UNA MALA EXPERIENCIA?

No me refiero a que todas las relaciones pasadas sean malas (seudo-parafraseando a Calderón de la Barca), o que cuando éstas terminan sea en malos términos. Hay casos en los cuales aprendemos y para la próxima vez (después que ha pasado un tiempo y llega la “primavera”) vamos a pararnos con ciertos reparos ante la posibilidad de conocer a alguien y lo que puedan generarnos el destino y el complejo conjunto de pequeños sucesos y acciones que hagamos nosotros y el medio que nos rodea.

Tampoco creo que uno se equivoque con las cosas que hace, prefiero considerarlo como una lección de la cual algo se debe aprender. Pero es eso es lo que me lleva a lo que comentaba al comienzo: generar una especie de escudo, pensar las cosas muy bien antes de hacer algo que podría considerarse comprometedor, siendo que en estos casos lo recomendable es actuar con el corazón y no tanto con la cabeza. Y todo esto, pasa después de una mala experiencia.

No quiero ser auto referente; sin embargo, es obvio que hablo de mi propia experiencia. Si dijera “a un amigo le pasó que…” no me lo creería ni siquiera yo.

El hecho de creer haberme topado con el amor de mi vida puede que haya hecho comportarme de forma un tanto idiota (¿quién podría asegurar que enamorarse no es volverse un poco tonto?) e incluso haber confundido las cosas: una caricia, una mirada o un gesto pueden tener tantas lecturas, que van a depender de nuestro estado de ánimo, momento por el cual estamos pasando, quien es y qué pensamos de la persona que recibimos una acción, etc.

Tampoco vale la pena culpar al otro por la mala experiencia. Bueno, no quedamos bien parados, pero no es culpa de la otra persona que las cosas no se hayan dado, que uno de los dos no haya entendido, que el otro no fuera lo suficientemente claro, o lo que sea. El definirnos como víctima (otras veces como victimarios) no nos va a borrar la marca de lo vivido.

Mi última relación de pareja fue corta, intensa y se terminó de un día para otro. Independiente de la razón por la cual pasó todo, estoy conforme con los resultados. Lo que me tiene un poco preocupado es lo que viví hace algunos meses. El haber conocido una persona que hacía meses veía y me atraía muchísimo fue casi novedoso para mi. Sea como sea, no me di cuenta cuando estaba camino abajo por una pendiente muy fuerte en dirección a estar muy enganchado de esta persona, que quizás sólo buscaba entretenerse un rato, acostarse al tipo que veía casi todos los días, o qué se yo, cosa que no juzgo ni nada, lo único malo y que hubiera mejorado del asunto, para mi, fue la falta de comunicación para haber evitado cualquier malentendido y/o mal momento vivido. De eso, ya son varios meses, de manera que ni siquiera me interesa saber qué fue lo que pasó.

De mi última experiencia, quiéralo o no, quedan marcas. Estoy en proceso de conocimiento de una persona que hasta el día de hoy se ha portado como un rey; y son en momentos como este, en que esas marcas comienzan a hacerse presentes y a “molestar”.

¿Me dejo caer una vez más en caída libre... o mejor me pongo un paracaídas? ¿Piso el acelerador a fondo o freno en seco? Como siempre… hay dos opciones, cruzar el río o quedarse en la orilla soñando con lo que podría haber pasado. Y creo que no estoy para vivir de supuestos.