The New Bears On the Blog

Para que tener la visión de un oso, si se pueden tener varias?. Osos de todas partes escriben su experiencia acá... cómo se vive siendo gay y oso. LAS OPINIONES ESCRITAS EN ESTE MEDIO SON PERSONALES Y NO REPRESENTAN EL PENSAMIENTO DEL RESTO DE PARTICIPANTES

lunes, agosto 27, 2007

Gays y Sangre...




foto: (http://www.flickr.com/photos/ksaad/423563610/)
Siempre habia observado que la sangre era un bien muy preciado, es decir, es algo de vital importancia y solo nosotros podemos generarlo para compartirlo entre nosotros. Claro, obviando que es comida de los zancudos, pulgas y todas esas cosas... pero me centrare en un punto en especial... la donacion de sangre.

En varios paises es prohibido que un homosexual, Bueno, no en todo el sentido de la palabra, pero no puede donar.."Cualquier hombre que haya tenido relaciones sexuales sin protección con otro hombre desde 1977. "

Que clase de prohibicion es esa, en un mundo en el que el bisexualismo, el homosexualismo y el metrosexualismo son casi lo mismo!!!! O sea, seamos realistas: Metrosexuales se divide en un 98% de homosexuales o bisexuales + 2% de Heterosexuales ( suponiendo que realmente son heterosexuales) Seamos mas realistas aun... Condon... Los que regala el consultorio???

Ya, realistas a extremo... PAREJA UNICA??? jajaja, se desvirtuo el matrimonio hace bastantes anios y la gente aun cree que existe eso de la pareja unica o virgen hasta el matrimonio.

En un mundo en el que las tendencias van todas en direcciones del plurisexualismo (nose si existe eso) pero todos los dark, o la gran mayoria son gays, los pokemon.. la gran mayoria son gays, los kitsch, la gran mayoria son gays, los emo, la gran mayoria son gays, los brit son casi todos homosexuales... osea .. al decir que solo los heteros pueden donar sangre estan creando una micropobacion.... bastante pequena.

No es mas facil que done cualquier persona que quiera donar y que a esa sangre se le haga un examen que diga si tiene algun virus/bacteria/microorganismo que la hace danina para los demas... SEAMOS REALISTAS, SI VA UN "HETERO" A DONAR SANGRE... NO LES DIRIA QUE TUVO RELACIONES CON OTRO HOMBRE, Y LO QUE ES AUN PEOR.. PROBABLEMENTE NO SE ACUERDA PORQUE LO HIZO EBRIO.!

Conozco casos de algunos que se dicen ULTRA machitos, y cuando cae la noche...

" y me solte el cabello... me vesti de reina... me puse tacones... me pinte y era bella"

Claro.. no estan parados en las esquinas.. Lo que hace que aun sea mas dificultoso detectarlos... Un "hetero" no va a declarar una conducta homosexual o femenina solo por que esta en una habitacion con la enfermera o enfermero!!! jajjajajaj porque valora mucho la condicion de "hombre" al que esta acostumbrada la sociedad, y porque no quiere quedar en verguenza. (suponemos que el "hetero" siente verguenza de tener algun indicio "loka")

Ya dejemonos de estupideces mas con algo que supuestamente va a salvar vidas... Si eres donante de organos, nadie te va a pedir un examen de dilatacion de ano o alguno de residuos en el pene....
Ya basta de estupideces del milenio pasado... con esta revolucion tecnologica ya cuando pinchas con la aguja en el donante deberias saber hasta que comio al desayuno... no sean cagones y gasten un poquito mas de dinero en infraestructura y dejense de echarle la culpa a la SOCIEDAD.

BC.

(BC Trata de mejorar este mundo!!! ajjajaj) wiiiiiiiiiii


P.S. (...) San Francisco City Supervisor Mark Leno says that policy is no longer necessary. "After the donation, all the blood is tested and re- tested," "In fact, in the case of HIV, it's tested three different times." (...) :p

miércoles, agosto 22, 2007

PELO Y PLUMA LITERARIA



De todos es sabido que los enfrentamientos entre artistas son bastante comunes. A la hora de odiarse ponen la misma capacidad creativa y el mismo talento con el que han sido dotados para las artes que para tratar de hundir al colega que odien. Y lo mismo vale entre artistas de tercera regional que entre grandes divos o monstruos de la creación. La diferencia será que el mayor nivel intelectual de los contrincantes enriquecerá el enfrentamiento, quizás más sutil (aunque no siempre los genios son sutiles), pero también más letal, y en el caso de los más mediocres podrá llegar a ser patética la pelea. En las altas esferas de la intelectualidad daña más una frase culta criticando al contrario que los arañazos que se dan en la cara, en las peleas, las mujerzuelas barriobajeras, aunque se dejen las caras como mapas de carreteras.

La historia de la literatura está llena de enfrentamientos entre literatos. Algunos de estos combates entre profesionales de la pluma han dejado escritas páginas memorables en el mundo de las letras. En lengua castellana tenemos el muy conocido enfrentamiento entre Quevedo y Góngora. ¡Las cosas que se dijeron estos dos hombres! Si se las dijeran autores actuales, muy probablemente acabarían en querellas judiciales. Además, hoy en día, donde lo políticamente correcto impera, algunos de los epítetos que Quevedo le dedicó a Góngora serían tildados, y con toda razón, de antisemitas. Góngora (1561-1627) nació en Córdoba de una familia bien y parece que de origen converso, y por ahí fue por donde le atacó Quevedo. El autor de La vida del Buscón escribe: “yo te untaré mis obras con tocino
porque no me las muerdas, Gongorilla”, una clara alusión a la prohibición que tienen los judíos de comer productos del cerdo. En otro verso le llama perro o, lo que es lo mismo, lo insulta llamándole “perro judío”. Para la nariz de Góngora también tiene alusiones racistas, ya que la describe como la que se le supone a los hebreos. Aunque se dice que ese enfrentamiento era debido a la forma de entender la literatura, cultistas contra conceptistas, parece más visceral que intelectual el aborrecimiento que se tenían. Y no hay una reacción emocional más visceral que la envidia y los celos. Si los celos en las relaciones de pareja pueden llegar a ser mortíferos por temor a los cuernos, entre los escritores y otros profesionales de la creación los produce el que el otro sea más leído, comprado o reconocido.

Más recientemente el enfrentamiento entre Francisco Umbral y Arturo Pérez-Reverte hizo que corrieran ríos de tinta. En esta pelea los escritores no estaban solos, cada uno de ellos contaba con sus padrinos de duelo. Los padrinos de Umbral, atrincherados en El Mundo, desenvainaron las espadas para defender al “maestro Umbral”. (¿Por qué algunos medios llaman a sus propios columnistas maestros?). La guerra llegó a su cenit cuando el “maestro Umbral”, en la presentación de Pasiones Romanas, premio Planeta 2005, se atrevió a decir que "...es la novela sin estilo, pero el estilo es la impronta masculina por excelencia. Está incardinada en las últimas tendencias, que no sabemos si son buenas o malas, pero tampoco Pérez-Reverte tiene estilo y no se le critica por ello". Como no era la primera vez que Umbral se metía con el estilo de Pérez-Reverte, éste le dedicó un artículo en El Semanal titulado “El muelle flojo de Umbral” en el que se despachó a gusto. Poco faltó para que no le diera con un calcetín sudado en la cara al ya anciano Umbral y, si no lo hizo, quizá fue por respeto a la edad. El artículo de replica a las palabras de Umbral no tiene desperdicio, lo llamó de todo. Creo que el artículo pone a Umbral en su sitio, sitio que no puede ser otro que muy bajo ya que el plomo pesa.

Sería muy larga la lista de autores de todos los tiempos que han tenido diferentes tipos de enfrentamientos con sus colegas. Cela dedicaba una de las ediciones de “La familia de Pascual Duarte” de esta manera (cito de memoria): “Dedico esta novela a mis enemigos, que tanto han contribuido al éxito de mi carrera”. En la mayoría de los casos se han justificado los navajazos que se han pegado, sean por escrito o verbales, por desacuerdo en el “estilo” o por entender que lo que escribe el otro no es literatura, por purismo literario. Claro, ninguno dice que le revienta que otro autor contemporáneo sea más reconocido internacionalmente por ser más traducido, que esté en la lista de los más vendidos o que firme más en la Feria del Libro. Porque, claro, la escritura que uno hace es una genialidad y los genios son unos incomprendidos, sobre todo en vida.

Las parrafadas anteriores me han servido para introducir la cuestión que yo quería plantear aquí: cómo un maestro de la literatura puede perder los papeles por una cuestión relacionada con el pelo corporal. ¿Puede un genio de la literatura del Siglo XX llegar a las manos, es decir, a pelearse cuan marino borracho en una taberna portuaria frecuentada por prostitutas y proxenetas, porque le digan que no es un hombre de pelo en pecho? He aquí la historia.

Hemingway fue la imagen del hombre macho norteamericano real (en la ficción eran los personajes del cine). Todo virilidad, gran cazador de leones en África y de mujeres por todo el mundo, gran amante, apasionado del toreo y de emociones fuertes, casado no sé cuántas veces, atrevido explorador, buen bebedor de güisqui, gran viajero. El hombre macho en estado puro. Pero, además, gran escritor, el más popular de su generación. Escritor que sólo sabía escribir de lo que había vivido y detestaba a los escritores que no salían de sus despachos y no habían vivido lo escrito. Si se escribe sobre la guerra hay que haber estado en una y si se escribe sobre la pesca hay que ser un as de la caña. Si no era así, le parecían escritores falsos. Parece que era muy echado para adelante y no toleraba a los melindrosos. Durante décadas fue corresponsal de diarios y revistas, lo que le permitió viajar por todo el mundo, estar en el ojo del huracán de muchos conflictos y ser testigo de actos políticos de una relevancia que modificaron el mundo en que vivió. Esa experiencia como corresponsal y enviado especial fue su “trabajo de campo” que luego convertiría en novelas. En cuanto a su físico, parece que producía estremecimiento en las mujeres, especialmente en las jovencitas amantes de los “daddys”, y he de suponer que también alegraba las pajarillas a más de un hombre. De hecho, sigue habiendo concursos en USA de “look” Hemingway. Hombre de barba blanca y torso lleno de pelos que parecían querer escaparse del pecho para unirse a la barba. Tenía casi siempre un buen color de piel, su gusto por el mar y los espacios abiertos le otorgaba un bronceado perenne, lo que hacía parecer aún más blanca su barba. Aunque ese deseo de aventura también le produjo más de un disgusto, ya que parecía propenso a los accidentes.

Hemingway, igual que otros muchos escritores, tuvo bastantes disputas con compañeros de oficio, pero sin duda la que más me ha sorprendido fue la que tuvo con el escritor Max Eastman, que está relacionada con los pelos del pecho de Ernest, de ahí el título de esta entrada. The New Republic publicó un artículo en 1933 firmado por el también escritor Max Eastman en que el autor aseguraba que Hemingway no era un “verdadero macho” porque “usaba pelo postizo en el pecho”. El artículo, más que cuestionar la virilidad o heterosexualidad de Hemingway, lo que cuestionaba era si los pelos del pecho que lucía eran auténticos. Acusaba a Ernest de tener un ¡bisoñé torácico! Parece una acusación absurda y más proviniendo de un escritor serio (Max Eastman fue especialista en escribir sobre el comunismo, parece que al principio tenía ideas afines al régimen bolchevique, pero luego fue uno de los primeros en denunciar el estalinismo). Si absurda parece la acusación, la reacción del que años después escribiera “Por quién doblan las campanas” tampoco estuvo a la altura que se esperaría de un gran escritor: usar la pluma y no la agresión física. Algunos años después de publicarse el artículo que trataba de dejar el pecho de Hemingway con menos pelos que una bombilla, ambos escritores se encontraron casualmente, estando rodeados de amigos comunes, y Ernest, nada más ver a Eastman, se descubrió el pecho, se pegó unos tirones de sus pelos y demostró la falsedad de la calumnia. Acto seguido se abalanzó sobre el calumniador, lo tiró al suelo, despojó a Max Eastman de su camisa y quedó patente que el calumniador era lampiño, que tenía menos pelos que el chocho de una muñeca y que Ernest Hemingway realmente era un tío de pelo en pecho. Ambos escritores acabaron la disputa como si de una pelea de macarras se tratara, tirándose de los pelos y llamándose uno a otro maricón e impotente. Alguien que presenció la escena comentó que “su imagen (de Hemingway) sufrió un gran deterioro”.
© Foto y texto: Paco Molina /2007

Nota: De la anécdota de los pelos de Hemingway tuve conocimiento al leer un ensayo de Margo Glantz publicado en México en 1984 . Al relatar la anécdota me he permitido TEATRALIZARLA algo para quitarle la seriedad del ensayo.

lunes, agosto 13, 2007

EL AKELARRE



Los de este mundo que alguna vez han cruzado el umbral y han entrado en el mundo de ellos y han podido observar una de sus reuniones, han tenido la oportunidad de presenciar uno de los espectáculos más sobrecogedores y dantescos con los que un ser vivo se puede topar. Algunas veces escogen lugares apartados en el extrarradio urbano, pero suelen preferir el casco antiguo de las ciudades. Sus lugares preferidos suelen ser antiguos almacenes, hangares, antiguas cavas e incluso se da la paradoja de que algunas de estas reuniones se realizan en antiguas iglesias y conventos adaptados a su ritual. Suele ser habitual en grandes sótanos o semisótanos. Para que sus reuniones se lleven a cabo y no ser delatados es imprescindible que sus canciones, gritos, lamentos y percusiones con las que se ayudan para llegar al trance y el éxtasis no lleguen al oído de los que estamos en este otro lado, por eso les gustan los anchos y viejos muros. La luz es de panteón, mínima, la imprescindible para orientarse hasta llegar a la gran sala de ceremonias. Para tener acceso a una de estas reuniones hay que ser parte de ellos o al menos parecerlo. Igual que en el reino de Hades, las entradas están protegidas por un can Cerbero o varios. Los guardianes mitológicos del reino de los muertos no obstaculizaban la entrada ni hacían daño a las sombras de los muertos pero vetaban a los vivos. Éstos de ahora, si se percatan de que no formas parte de los iniciados, no te permitirán la entrada. Estas almas llegan de todos los lugares de la ciudad, y han estado toda la noche vagando, preparándose para el gran ritual. Algunas hacen muchos kilómetros hasta llegar al lugar del encuentro. Los cuerpos que las portan son de diferentes sexos, suelen alojarse en cuerpos jóvenes, aunque hay algunos de mediana edad. Una vez que les ha sido franqueada la entrada se dirigen a la sala principal, la más amplia. Preside la sala el Maestro de Ceremonias y Sumo Sacerdote de este encuentro. El sacerdote se encuentra en un lugar elevado similar a un púlpito, nadie puede entrar en su lugar sagrado. Para que nadie profane el Santo Sanctorum, el púlpito esta acristalado y el Maestro de Ceremonias encerrado dentro. El Maestro de Ceremonia está tocado con un gorro ritual que le deja tapada la nuca y la parte de atrás del cuello. Una diadema metálica en sentido trasversal de oreja a oreja le sujeta el gorro. De sus orejas le salen dos cuernos cilíndricos romos y delante de él, a la altura de sus manos, se encuentra el pequeño altar. De su cuello pende un enorme collar de bolas de acero en el que está engarzado un raro símbolo de origen mítico.

La reunión está en su clímax. Del techo cuelgan dos jaulas cerradas, en una se encuentra una mujer joven y en la otra un hombre de edad similar a la joven. Parecen ser las víctimas del sacrificio, están casi desnudos, sus danzas frenéticas denotan que les han tenido que hacer beber alguna pócima. Sudan copiosamente y con sus convulsiones se desprenden gotas de sudor que caen sobre el resto de la asamblea que se encuentra bajo los enjaulados. Junto a las jaulas y a cada uno de sus lados se encuentran dos enormes cajas también colgadas. En estas cajas debe haber alimañas encerradas que no dejan de pegar alaridos fortísimos y sonidos indescifrables. El ruido que sale de las cajas es ensordecedor. La mayoría de los convocados se encuentra a ras de suelo, bajo las cajas y frente a los enjaulados. Participan en una danza desenfrenada y algunos de ellos, que han conseguido llegar a mayor trance, saltan sobre una tarima donde sus convulsiones aumentan, tienen los ojos vidriosos y parecen estar ciegos, con la mirada perdida. Se desprenden de parte de sus ropas y se quedan con los torsos al aire, algunos sólo con los calzoncillos. Estiran sus brazos y los unen por las manos, las convulsiones unas veces son hacia un lado y otras veces hacia el lado contrario, incluso en sus ataques alguno se toca los genitales. A veces sus piernas parecen pegadas a la tarima y quedan inmóviles, mientras sus manos, troncos y cabezas parecen haber perdido el control y tener vida propia, moviéndose escandalosamente. Pero, de pronto, cambian y son sus piernas las que se mueven y sus torsos quedan como estatuas. En sus cuerpos llevan tatuados a sus dioses y a símbolos arcaicos.

Cuentan las leyendas de antiguos akelarres que el Macho Cabrío –Satán– iluminaba la reunión con el cuerno de la frente, con una luz superior a la de la Luna pero inferior al Sol. Aquí es el Maestro de Ceremonias quien controla la luz. De una luz de penumbra pasa a una luz cegadora, oscilando, ahora ves, ahora no. El calor, la danza desenfrenada, los brebajes y alucinógenos hacen que pierdan la noción del tiempo y la realidad. En las milésimas de segundo que duran los fogonazos de luz proporcionados por el Maestro de Ceremonias se ven unos a otros como seres superiores, inmortales, maravillosos. Cuando intentan articular palabras y hablar entre ellos sólo consiguen un intercambio de lluvia de saliva y palabras sin sentido. Pasar de la luz cegadora a la oscuridad produce el efecto óptico y alucinógeno de ver los movimientos de los demás como fotogramas de una película, a veces da la sensación de que se ha congelado la imagen.

Es el Maestro de Ceremonia quien controla todo. Él también está en trance, pero sus arrebatos son más suaves, de vaivén, de adelante hacia atrás, de vez en cuando se toca los cuernos que le salen de las orejas. Desde su púlpito lo controla todo, tiene el poder de hacer callar a las alimañas de las cajas o hacerlas chillar más. Puede pasar de la luz de la noche a la luz del día, también puede hacer que los reunidos se paralicen o se desboquen. Del altar mana todo su poder. En el altar, que se encuentra a la altura de sus manos, dos piedras sagradas finas y circulares de color negro giran. Él con sus manos toca las piedras sagradas y según en que forma lo haga así reaccionará la asamblea.

De pronto todo queda en silencio, la gente deja de moverse y una luz normal como la de este mundo ilumina la escena. El Maestro de Ceremonias se dirige a los reunidos y les dice. "Amigos, son las tres de la tarde. Nuestra discoteca va a cerrar. Os recordamos que todos los fines de semana a las seis de la mañana comienza nuestro After Hour".

Dedicado a mi amigo Yanguas DJ, magnifico Maestro de Ceremonia


TEXTO Y FOTO ©Paco Molina. El texto fue anteriormente publicado en el 2002 en diferentes webs.